Michael Iskander consiguió el papel más importante de su carrera como protagonista de La Casa de David. Antes del estreno, reflexionó sobre lo transformador que resultaba para su vida profesional y espiritual unirse al reparto en un rol tan significativo.
Expresó que David es uno de los personajes más fascinantes de la Biblia, porque encarna la dualidad humana: cometer errores y, al mismo tiempo, mantener un corazón profundamente entregado a Dios. Reconoció sentirse bendecido por la oportunidad de interpretar a un personaje tan complejo, lo que también cambió su forma de leer y entender las Escrituras.
Iskander explicó que ahora contempla la Biblia desde el punto de vista humano, incluyendo el contexto histórico y cultural de cada relato. Esa visión, según él, vuelve el texto sagrado mucho más interesante y enriquecedor para descubrirlo.
El actor afirmó que explorar las Escrituras desde esta perspectiva resulta emocionante y profundamente revelador. Citó Proverbios 3:5-6 como inspiración y destacó la importancia de confiar plenamente en Dios. Reconoció que, aunque La Casa de David representa entretenimiento televisivo para muchos, su verdadera esencia radica en el mensaje divino que transmite.
Iskander subrayó que detrás del maquillaje, los peinados y la producción espectacular, la razón principal sigue siendo glorificar a Dios y honrarlo en primer lugar. Esta convicción lo llevó a poner en perspectiva no solo la serie, sino también su vida personal, comprendiendo mejor el propósito de existir y de servir.
Aseguró que el proyecto le permitió enfocar su carrera desde un horizonte espiritual más firme, confirmando que su trabajo artístico se convierte en un medio de testimonio.
Iskander afirmó que incorporar sus conocimientos espirituales le permite interpretar personajes con mayor profundidad y humanidad. Reflexionó sobre la batalla entre David y Goliat, destacando que David seguramente sintió miedo, pero decidió enfrentarse a Goliat por amor a su pueblo.
Compartió que filmar esa escena resultó una experiencia poderosa y conmovedora. Espera que el público contemple a los personajes bíblicos como seres humanos reales, con emociones auténticas y luchas profundas.
Relató que su carrera en la actuación comenzó por casualidad: en la escuela, un amigo le pidió cantar para ganar $10, y terminó integrando el coro y protagonizando musicales. Ese inicio inesperado lo llevó a un camino no planeado que hoy lo coloca interpretando a David con una fe más sólida y una visión espiritual más profunda.
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