Gracias a la migración, las misiones y el impulso pentecostal, los protestantes representan ahora una décima parte de la población.
La mayoría católica en México se está desvaneciendo lentamente, mientras que por primera vez los protestantes han superado el 10% de la población del país.
Según los datos obtenidos en el Censo de Población y Vivienda 2020, el movimiento protestante/evangélico tuvo un avance pasando del 7.5 % en 2010 al 11.2 % el año pasado.
La iglesia católica ha dominado históricamente el panorama religioso en toda América Latina, pero especialmente en México, que se encuentra entre los países más católicos de la región. Hoy en día, aunque una abrumadora mayoría de mexicanos todavía se identifican como católicos, el descenso se está acelerando.
Tuvieron que pasar 50 años —de 1950 a 2000— para que la proporción de católicos en México descendiera del 98 % al 88 %. Ahora, solo dos décadas después, ese porcentaje ha caído otros 10 puntos hasta el 77.7 %. Líderes de la iglesia a nivel nacional atribuyen el auge del protestantismo a una serie de factores, desde la influencia de los estadounidenses y de los mexicanos que viven en los Estados Unidos, hasta la eficacia de las misiones evangélicas en las zonas indígenas.
El pentecostalismo domina el panorama protestante, e incluso muchas de las denominaciones históricas de México —bautistas, presbiterianos y metodistas— se han «pentecostalizado» en algunas creencias y
prácticas, adoptando la adoración con música contemporánea, la sanación y los dones espirituales.
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En México viven casi un millón de personas nacidas en Estados Unidos, así como decenas de miles de guatemaltecos, venezolanos y otros procedentes de Centro y Sudamérica. Algunos de ellos han traído consigo el evangelicalismo, mientras que otros lo han encontrado al llegar a México, según comentó Rosa A. Duarte de Markham, coordinadora del departamento de traducción bíblica de la Cooperación Misionera de México (Comimex).
Duarte de Markham también cree que el reciente crecimiento del movimiento protestante refleja cómo la sociedad mexicana anhela el sentido de moralidad y los valores familiares que defienden las iglesias evangélicas.
«México ha estado de luto durante varios años debido a las desapariciones forzadas [enlace en inglés]. Seguramente esto ha llevado a muchos a buscar a Dios como consolador, para valorar la paz y la justicia», dijo. «Por otro lado, la necesidad de rescatar el núcleo familiar ha llevado a madres y padres a buscar en la Palabra de Dios valores como la fidelidad en el matrimonio, la armonía, el amor a los hijos, la honestidad y un estilo de vida saludable».
La cifra de 77.7 % de católicos publicada en el Censo es muy similar a los datos obtenidos por las encuestas que realiza Latinobarómetro sobre afiliación religiosa, las cuales encontraron que la población que se identifica como católica en México ha rondado el 80 % durante al menos 25 años.
La afiliación protestante más popular en México, según Latinobarómetro, es la no denominacional, representando un 3 % del total de la población en 2018. En general, los protestantes son más
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activos en su fe, ya que el 63 % de los mexicanos no denominacionales se consideran practicantes, en comparación con el 41 % de los católicos.
Hace cincuenta años, había muy pocos protestantes en México, pero los esfuerzos misioneros estaban en marcha. Con el paso de los años comenzó un compromiso más serio con la evangelización, sobre todo en las zonas donde la iglesia católica no tenía una presencia tan prominente, y la expansión de la última década demuestra que sus esfuerzos han dado fruto.
En la actualidad, los estados del norte de México cuentan con una población protestante significativa gracias a la influencia estadounidense en la frontera. Los estados de Chiapas y Tabasco, en el extremo sur de México, tienen una población que supera el 35 % de evangélicos, la mayor de todos los estados mexicanos. También son los estados con mayor población indígena, señala Blancarte.
«El gran cambio no fueron los misioneros en sí, sino la traducción de la Biblia a las lenguas nativas», dice Blancarte, refiriéndose a los esfuerzos de grupos evangélicos como SIL International. «Eso permitió a mucha gente leer la Biblia directamente y tener ministros locales que desarrollaran servicios en su propia lengua».
Durante décadas, el crecimiento del protestantismo ha ido a la par del declive del catolicismo en otros países latinoamericanos, con cambios dramáticos en lugares como Honduras, Nicaragua y Brasil. Incluso hasta hace varios años, México se consideraba una excepción a la tendencia.
. Para el censo de 2020, las personas que no se identifican con ninguna religión pasaron del 4.7 % al 8.1 %. Otro 2.5 % se considera creyente pero no tiene una afiliación religiosa.
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«Seguimos siendo una minoría, pero somos una mayoría dentro de esta minoría, y esto nos da cierta fuerza y el gobierno está empezando a fijarse en nosotros para ver qué pensamos sobre ciertos temas», dijo Cirilo Cruz, presidente de CONEMEX, la Confraternidad Evangélica de México.
«Tenemos que ser cuidadosos con respecto a la forma en que crecemos», dijo Cruz. «Que nuestro ADN sea bíblico. Que nuestro ADN tenga valores, principios y ética que emanen de la Palabra de nuestro Dios».
Todavía hay poca información acerca de la trayectoria de la comunidad protestante en México durante la actual crisis sanitaria por el coronavirus, pero los líderes de la iglesia han continuado con denuedo los esfuerzos de evangelización en medio de la pandemia.
«En esta época de la pandemia por COVID-19, los protestantes mexicanos hemos comprendido que nuestro llamado es seguir predicando las buenas nuevas de salvación», dijo Duarte de Markham, «para llevar amor y esperanza a un mundo que se está derrumbando».