En Argentina se respira una atmósfera cada vez más espesa de antivalores.
Aceleradamente, se naturalizan y se aprueban actitudes y comportamientos que hasta no hace mucho eran aberrantes. Y créanme, estoy muy lejos de ser un pacato o puritano.
De hecho, Una ONG (Organización No Gubernamental) solicitó al gobierno declarar a nuestro país en “Emergencia moral”.
Nuestra televisión, dicho por organismos especializados, es la más obscena del mundo hispanoparlante. En horarios normales pueden verse programas manifiestamente inmorales que superan la categoría de lo groseros. Y esto no es un tema menor cuando pensamos en nuestros hijos o nietos porque . Porque todo lo que entra por sus ojos u o sus oídos no es inocente ni neutro. O los edificará o los contaminará. O les dejará buenas lecciones de vida o les propondrá malas costumbres. En síntesis: o los llenará de cielo o de infierno. Pareciera que se persigue el objetivo de que los niños terminen odiando a Dios y a todos sus valores.
Cada rincón de nuestra sociedad está enfermo.: Políticos que entran pobres y salen ricos de sus funciones, jueces o fiscales que venden la impunidad. Delincuentes cada vez más jóvenes que actúan como quienes ya no tienen nada que perder. Empresarios borrachos de ambición y sin escrúpulos que solamente responden a la razón de sus bolsillos.
Cualquier perverso puede traspasar las paredes de tu casa y envenenarle el alma a tu hijo de 7 años por medio de un chat. Inequidad social. Pésimos ejemplos que bajan desde las más altas esferas… Quienes me conocen saben que no milito en ningún partido político.
¿Qué les espera mañana a nuestros hijos? ¿Qué tipo de protección podemos elaborar para salvarlos de tantas influencias negativas?
Por la brevedad de este escrito, se me ocurre que debemos pasar más tiempo hablando con ellos y explicándoles sobre lo que ven, escuchan, leen o viven en la calle. Sembrando en ellos principios cristianos. Y y fe.
También enseñándoles a tomar decisiones de antemano como: “Nunca voy a aceptar droga, nunca tocaré lo que no es mío, no tendré sexo antes del matrimonio, pondré la honestidad por encima de todo…”.
Y sobre todo, cubrirlos cada día con oración.