El fallecimiento del reconocido pastor, predicador y teólogo John MacArthur, a los 86 años, impacta profundamente al mundo cristiano evangélico. Días antes, estuvo hospitalizado por neumonía.
MacArthur deja un legado sólido de enseñanza bíblica, predicación fiel y convicción doctrinal que moldeó a generaciones en todo el mundo. Durante 56 años, ejerció como pastor principal de Grace Community Church, fundó el ministerio mediático “Grace to You” y lideró instituciones como The Master’s University y The Master’s Seminary.
Su voz, aplaudida por unos y cuestionada por otros, marcó la predicación expositiva, defendió la fidelidad doctrinal y formó líderes que hoy sirven globalmente.
La noticia generó una avalancha de homenajes en redes y medios cristianos. Teólogos, pastores y líderes como Franklin Graham, Greg Laurie, Albert Mohler y Ken Ham se unieron a miles de creyentes.
Destacaron su valentía y firmeza al defender la Palabra de Dios, su dedicación a la predicación expositiva y su capacidad para redescubrir las riquezas del texto sagrado en tiempos de superficialidad.
Colegas y exalumnos recordaron cómo influyó en seminarios y ministerios, formando pastores para la iglesia global. También subrayaron su defensa de principios como la inerrancia bíblica y su rechazo al liberalismo teológico.
Quienes lo conocieron resaltaron su vida familiar, integridad y perseverancia frente al sufrimiento, especialmente en sus últimos años de enfermedad.
Figuras públicas testificaron cómo sus enseñanzas moldearon su fe y compromiso con la Gran Comisión.
Gran parte de los mensajes compartieron la esperanza cristiana de que MacArthur vive ahora ante su Salvador, cumpliendo la promesa de vida eterna.
La partida de John MacArthur recuerda la importancia de la verdad, la pasión por las Escrituras y la integridad en el servicio cristiano.
Su ministerio anima a las nuevas generaciones a perseverar en la fe y a volver al fundamento seguro de la Palabra de Dios.
Dolor y gozo se mezclan en la certeza de que el “león del púlpito” descansa en los brazos del Rey al que sirvió fielmente.
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