Muchas veces nos preguntamos: ¿Cómo participar de la transformación que Dios opera en el mundo? Darrell W. Johnson tiene una idea clara y práctica de hacerlo. Por ello, el libro titulado “El honor de la predicación: participando en la transformación que Dios opera en el mundo”. Una obra literaria que refleja una vida práctica y de entrega que llevará al lector a tomar, con mayor entusiasmo y suma responsabilidad, la predicación del Evangelio como una de las formas que Dios usa para atraer a los pecadores hacia sí.
“Cada vez que alguien, con Biblia en mano, se coloca frente a un grupo de personas y los invita a leer un pasaje determinado de la Biblia y luego intenta de la manera más fiel posible repetir lo que el Dios viviente dice en el pasaje bíblico, siempre sucede algo. Siempre sucede algo que logra transformar, facultar e inspirar”, es el primer párrafo del Prologo de este apasionante libro que invita a llevar la Gran Comisión con una simpleza y una profundidad contundente.
Para conocer de qué manera el hombre puede ser parte de la obra que Dios en la tierra, el autor dividió su tesis en tres partes. Parte 1: El honor de la predicación: participando en la transformación que Dios opera en el mundo; Parte 2: Detalles operativos respecto a formar parte de la obra de Dios; y Parte 3: Nuevamente: Fundamentos teóricos. Este es un libro que va desde el “suceso” de la transformación mediante la predicación de la Palabra de Dios a la preparación del mensaje, el pasaje de la Biblia al sermón, el predicador y la permanencia en la práctica de la vida cristiana basada en las Escrituras. Un proceso en el que la persona que de lanza al ministerio de la predicación es copartícipe de ser el medio por donde el mensaje corre.
Con el avance de tantas ideologías, creencias, posturas cambiantes, relativas y tan poco claras ¿se puede cambiar el mundo?… Para el autor la respuesta es positiva. “Creo firmemente que la predicación de la Palabra de Dios cambia el mundo. Creo firmemente que la predicación del evangelio de Jesucristo cambia personas, vecindarios, ciudades y naciones, pues cuando predicamos las buenas noticias de Jesucristo (que es básicamente lo que proclama cada uno de los pasajes de la Biblia) resultamos involucrados con el Dios vivo en el proceso constante de transformación del mundo”, aseguró.
Y añadió: “No es que la predicación sea el único medio que Dios utiliza. Obviamente Dios también lleva a cabo su transformación divina por medio de una variedad de ministerios, como grupos pequeños, mentores espirituales, grupos de música, grupos que propugnan la justicia social, aquellos que promueven la sanidad divina, el asesoramiento espiritual, por medio de los cultos y la oración intercesora. Pero, Dios ha elegido, sin duda alguna, transformar el mundo mediante el ministerio de la predicación, por medio de la exposición de pasajes bíblicos con el poder del Espíritu que los inspira. «Dios… tuvo a bien salvar», escribe el apóstol Pablo, «mediante la locura de la predicación, a los que creen» (1Co 1.21). Dios salva al mundo por medio de la cruz y «el mensaje de la cruz» (1Co 1.18). Dios salva al mundo por medio del evento de la pasión de Jesús y la proclamación de ese evento. Resulta que la propia predicación es un evento salvífico”.
Un detalle no menor, y es de resaltar, la humildad de este hombre que dice de sí mismo: “Escribo en calidad de un estudiante más de predicación, como uno que todavía sigue aprendiendo. Me considero, por la gracia de Dios, un discípulo del gran Predicador, del propio Jesús. Soy su estudiante y siempre lo seré”. Cualidad que aún da más ganas de leer de principio a fin este libro que resalta “El honor de la predicación: participando en la transformación que Dios opera en el mundo”.
Información Suministrada por, Editorial Certeza Unida