NUEVA YORK – a pesar de que murió en abril del 2011, la voz del evangelista cristiano David Wilkerson sigue haciendo un gran eco en un hogar muy bien conservado de estilo Neo-Federal en el 416 de la Avenida Clinton en el Distrito Histórico de Clinton Hill.
Los registros de la ciudad muestran que el hogar fue diseñado por primera vez en 1919 por R.I. Markwith para la Señorita Clara Van Vleck en un tiempo donde las personas mas ricas en el pueblo construían sus casas señoriales a lo largo del Boulevard de tres líneas.
Sin embargo, para diciembre de 1960, Wilkerson, quien más tarde sería el autor del libro La Cruz y el Puñal, un libro best seller, y comenzaría la Iglesia de Times Square en Manhattan, compró la casa diseñada para la Señorita Van Vleck y la hizo el hogar de ahora un programa de recuperación de adicción llamado Teen Challenge.
A principios de 1958, Wilkerson dijo que sentía el llamado de Dios a venir a la ciudad de Nueva York para ministrar a las pandillas después de ver una fotografía de siete pandilleros adolescentes en la revista Life.
Los adolescentes estaban siendo juzgados por el asesinato de un niño lisiado llamado Michael Farmer.
Todos los adolescentes fueron condenados excepto uno.
Antes de sus condenas, Wilkerson quien en ese entonces era un predicador de un pueblo pequeño en Pennsylvania, viajó a la corte donde los adolescentes estaban siendo juzgados y le pidió permiso al juez para hablar con ellos.
El juez respondió sacándolo de la sala.
Una foto de Willkerson en la corte eventualmente seria publicada en los periódicos y le dio a conocer como el “predicador de la Biblia quien interrumpió un juicio de pandillas”.
Wilkerson salió de allí avergonzado, pero ese encuentro finalmente lo llevaría, con la ayuda de su hermano menor, Don Wilkerson, a comenzar un ministerio callejero en 1958 dirigido a los jóvenes adictos a las drogas y a los miembros de las pandillas de la ciudad de Nueva York, el cual se convirtió en Teen Challenge.
Casi 70 años después, hay ahora 1.400 centros de Teen Challenge alrededor del mundo con mas de 35.000 camas para individuos quienes buscan “libertad de las adicciones y otros asuntos que controlan la vida” por medio del poder de la fe en Jesucristo.
Dentro del edificio donde comenzó la visión de Wilkerson para salvar a los adictos con el Evangelio sigue prosperando como el Brooklyn Adult and Teen Center con un graduado a su mando.
Era una mañana mojada y nublada de primavera cuando el director ejecutivo del ministerio, Paul Burke, quien ha estado dirigiendo la operación de Brooklyn desde el 2020, le dio a The Christian Post un paseo por la casa en el 416 Clinton Street. Burke es carismático y apasionado sobre el ministerio y su fe.
Él explicó lo que el hogar, el cual tiene 58 camas, dedica mas de la mitad de ellas a hombres quienes se comprometen a un programa de un año de recuperación y es libre de costo.
Es un trato regimentado en el cual los participantes aprenden como vivir mejor con oración regular, estudio de la Biblia y asistencia a la iglesia.
Un 60% de los participantes fallan en completar el programa, pero aquellos que lo hacen, dijo Burke, usualmente encuentran éxito en superar su adicción.
“Hemos mantenido la misión y el enfoque igual que con ser un programa de discipulado cristiano”, le dijo Burke a CP.
“Nos enfocamos mas en la parte del discipulado, menos en la parte de la adicción. Creemos que la parte de la adicción se resuelve sola cuando alguien realmente abraza su caminar con el Señor. siempre digo que la sobriedad es un resultado de una persona espiritualmente saludable”.
Burke también hizo notar que los estudiantes quienes tienen éxito en el programa usualmente no tienen otras opciones de ayuda disponible. Noel Casillas de 19 años, quien trabaja como interno guiando a los estudiantes al ministerio, está de acuerdo.
Antes de unirse al ministerio como un joven de 17 años, él había estado lidiando con “serios problemas familiares” lo cual lo llevó a ser internado en una institución mental. Él no quiso entrar en detalles detrás de los asuntos que enfrentaba, pero le dijo a CP que su familia “sentía que era lo mejor para mí”
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